Ocho apellidos vascos
Director: Emilio Martínez Lázaro
Actores: Dani Rovira, Clara Lago, Karra Elejalde y Carmen Machi.
Guión: Borja Cobeaga y Diego San José.
Productores: Gonzalo Salazar Simpson, Álvaro Agustín y Ghislain Barrois.
Montaje: Ángel Hernández Zoido
Fotografía: Gonzalo F. Berridi
Producción: Lazonafilms, Kowalski Films, Telecinco Cinema.
Ocho apellidos vascos se ha convertido en el gran éxito del cine español de los últimos años y sobre todo el más sorprendente, pocos esperaban que ésta comedia de tópicos y equívocos llegara a conseguir estos impresionantes datos: Más de 30 millones de euros de taquilla (y subiendo), cuarta película con mayor recaudación de la historia en España y segunda película española más taquillera de la historia.
Con una premisa similar a la francesa "Bienvenidos al Norte", de la que prácticamente copia la secuencia del paso del sur al norte, Ocho apellidos vascos cuenta la historia de Amaia, una jóven abandonada por su novio cuando estaban a punto de casarse, cuyas amigas deciden seguir con su despedida de soltera para animarla, llevándola a Sevilla, dónde conocerá a Rafa, un joven andaluz que se enamorará de ella y la seguirá hasta el País Vasco para intentar conquistarla. Si bien la cinta gala ponía su hincapié en la amistad y el ámbito laboral, aunque también poseía la inevitable historia de amor, la película española es básicamente una comedia romántica pero ambas coinciden en la utilización de los tópicos sobre las costumbres y formas de ser tan diferentes existentes entre el sur y el norte del país.
Una de las principales virtudes de Ocho apellidos vascos en su honestidad con el espectador y consigo misma, ya que desde su escena inicial deja claro su único objetivo, divertir y hacer reír al espectador. El guión al que en un principio se le podría achacar ser una sucesión de gags y sketchs, no obstante, los encargados de su escritura son Borja Cobeaga y Diego San José (principales guionistas de Vaya Semanita, de la que ésta película sin duda hereda su sentido del humor), convierte lo que podría ser un defecto en uno de sus puntos fuertes, y es que con un envidiable sentido del ritmo la película navega sin rubor de una situación cómica a otra sabiendo equilibrar los momentos románticos con el humor sin aburrir al espectador en ningún momento.
Es decir, si, la historia de la película en el fondo es una mera excusa para encajar decenas de chistes sobre vascos y andaluces, pero realizada de una manera fresca y simpática, sin complejos, y sin negar en ningún momento su propia naturaleza, la de comedia ligera y desenfadada sin ningún tipo de pretensiones, y como tal funciona perfectamente.
Si sobre alguien recae el peso principal de la película es sobre Dani Rovira, que sorprende sosteniendo con chispa y simpatía un papel en el que se podría haber caído fácilmente en el personaje odioso por intentar ser demasiado gracioso, algo que el cómico andaluz logra evitar en su primer papel para la gran pantalla, Claro Lago le acompaña como una vasca arisca que si bien tiene menos momentos cómicos en pantalla, consigue una gran complicidad y química con Rovira, haciendo creíble esa en un principio imposible historia de amor.
Pero pese a la buena labor de los dos jóvenes actores, es la presencia de dos veteranos (la experiencia es un grado) como Carmen Machi y Karra Elejalde, la que logra elevar el nivel del film, especialmente el segundo, auténtico robaplanos de la película cada segundo que aparece en pantalla, con su entrañable interpretación de un marinero vasco gruñón pero de buen corazón.
Quizás lo menos llamativo sea la dirección de Emilio Martínez Lázaro, director también de otro éxito reciente del cine español como es "El otro lado de la cama", con un aspecto un tanto televisivo, no hay que olvidar que apenas cuenta con tres millones de euros de presupuesto, es cierto que en ésta ocasión su labor queda algo diluida por el peso que el guión y las interpretaciones tienen en la película por lo que se dedica a algo que parece tan simple pero que a algunos directores le cuesta tanto entender como es colocar la cámara en su sitio y dejar que el texto y los actores hagan el resto.
Hay por tanto que agradecer que de cuando en cuando el cine español demuestre que sigue vivo y es capaz de recuperar al espectador, aunque últimamente parece que para ello se ha de recurrir a la gran campaña publicitaria que conlleva tener a una televisión como coproductora de la película, como ha ocurrido en ésta ocasión o sucedió en anteriores como "Las aventuras de Tadeo Jones" o "Lo imposible", pero sin un buen boca a boca posterior (esta película prácticamente dobló su recaudación en su segunda semana respecto a la primera) esas campañas pueden quedar en nada.
Esto nos podría llevar a un debate sobre si por un lado se sabe vender y hacer atractivo el cine español a los espectadores, y por otro si en España se realizan película que conecten con el gusto actual de la audiencia, es cierto, que medidas como la subida del IVA cultural no ayudan absolutamente en nada, pero la propia industria también debe buscar dentro de sí misma las formulas para volver a conectar con el espectador y que se abandonen los viejos tópico y prejuicios contra el cine español.
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